sábado, 2 de mayo de 2009

La renovación del Coro de Capilla

por Miguel Morales

Hace ya mucho tiempo –aunque hablar de tiempo siempre es relativo, y más hablando de tradiciones, como es el tema que nos ocupa- yo comencé a dar clases de trompeta en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Pasaron un par de años, y casi estuve a punto de salir en el año 91 en la Aurora; iba a los ensayos, pero no estaba muy seguro todavía, así que salí solo como joven cantor ese diciembre. Un mes y pico después surgió lo que sería el renacimiento de la sangre nueva de los músicos en este Coro de Capilla. A instancias de Juan Pérez (que creo que era ese año Hermano Mayor del Nazareno), se compraron un par de clarinetes y una trompeta (no sé de donde salió el dinero, la verdad sea dicha), para que el mermado grupo de músicos por aquel entonces tuviera más fuerza. Ahora había que buscar a quien quisiera tocarlos. De entre la Tuna de Castro, Juan reclutó a Miguel Millán, el Horny y a Juan Manuel Algaba el Guindi para los clarinetes, y a Castillo como trompeta. Se trajo un profesor de clarinete de Bujalance (cuando me recordéis el dato de su nombre lo incorporo) y empezamos a ensayar nuestras emblemáticas piezas, el Miserere y el Stabat Mater en el piso de la Tuna, sito hoy en la plaza Castilla del Pino, que era comúnmente llamado los pisos de los maestros, los domingos por la tarde. A mi se me encargó, ya que sabía algo, enseñar a tocar la trompeta a Castillo, cosa que resultó imposible, pues yo no sabía, ni sabría hoy, enseñar a nadie a tocar dicho instrumento. Solo conseguí que hiciera la escala. Y ya fue bastante. Por otro lado los clarinetes si que avanzaron, y consiguieron en un tiempo record aprender a tocar el clarinete e interpretar las piezas aludidas. Tuvimos pues la suerte de juntarnos Juanma, Miguel y yo en ese piso cutre, con la sana intención de tocar en las procesiones de ese año 92, lazo que nos unió en una amistad que aún dura. También se unieron ese año Pedro Millán, que ya sabía tocar el clarinete, el acordeón de Andrés Garrido (q.e.p.d.) y los violines que venían de Córdoba, los hermanos Cáceres Clavero (he mirado el dato en los archivos de mi padre porque no me acuerdo de sus nombres). Fuimos el eslabón entre la antigua generación de músicos, José Herencia Pepe Guardilla, Cristobal Reyes y el refuerzo de Pepe Muriel en Semana Santa, con la renovación que se produciría en los años siguientes, con Pedro Granados, José Antonio Elías, Juan de la Rosa, Paco Prados, José Antonio Peñarroja hasta la más reciente incorporación de nuestras compañeras Rosa Millán, Eva Millán, Paqui Lozano y Loles Elías.
He encontrado estas fotos en el baúl de los recuerdos. Tengo los negativos, pero del primer año solo he conseguido una muy oscura (las cosas de revelar en casa) que se nos ve a Miguel y a mí sorteando velas –cosa muy tradicional en nuestro Coro-. Del año siguiente tengo algunas más claras, las que os pongo a continuación, que son del Jueves Santo de 1993 (8 de Marzo).
Nuestro debut creo que fue en el Vía Crucis de ese año, aunque la memoria me falla ahora mismo. Hablo lógicamente de lo que sé, de los músicos que tocamos en la calle. De los Quinarios y Misas de Regla (a las que acudíamos al principio) no puedo aportar nada, al ser nuestra participación esporádica. Pero aún recordamos esos ensayos en los que Pepe Portillo, Cristóbal Rojano, Juan Doncel el Sacristán y José Torronteras Pepe el Acorazao enseñaban a las voces nuevas las canciones de los Quinarios, y las peleas que tenían entre ellos. Como decía mi padre en la anterior entrada, eran unos niños grandes, dicho esto con el recuerdo entrañable que tenemos de los que hicieron posible, no cerrándose en banda y ayudando a conservar el Coro. ¡Qué lastima no tener fotos de esos momentos!
Recogimos una tradición que se estaba desmoronando, que iba a ir directamente al libro de historia de la música en nuestro pueblo, con apenas voces y músicos, y la revitalizamos entre todos, gozando de buena salud en la actualidad.

Esperemos que siga así.


Jueves Santo 92, el primer año.

Los pitos.

Músicos en aquel momento: Pepe Muriel, Cristobal Reyes,
Pepe
Guardilla, Andrés Garrido, Juanma, Miguel y yo.
En las voces vemos a Lorenzo Pérez, Paco Morales, Juan Pérez,
Tomás Doncel, Luis Madero y Pepe Portillo.


El trío fantástico.

Fotos de Gaspar Sánchez Merino

2 comentarios:

Juan Jurado Carpio dijo...

La verdad, decirme, ¿No os da nada veros en esas fotos?. Sois unos polluelos. Un saludo.

Coro de Capilla de Semana Santa de Castro del Rio dijo...

Es que nosotros empezamos muy jovencitos, y se nos notaba...
Pero que a otros menos jóvenes también se les nota el paso de los años, jejeje.