A principios de los años noventa del pasado siglo, cuando el Coro de Capilla de Castro del Río comienza la renovación que condujo a su actual estructura, sus principales impulsores Cristóbal Rojano Cívico, Juan Doncel Herencia y José Portillo Merino (q. D. g.) tuvieron la feliz iniciativa de reanudar una costumbre que esporádicamente se había realizado en el pasado: que el Coro honrara a nuestros difuntos con el canto del Miserere en el cementerio el día de su celebración. Algunos años asistimos a esta cita el 2 de Noviembre por la mañana; otros lo hicimos en la tarde del día 1 por obligaciones laborales de sus miembros al no ser festivo el 2. Pero por desidia o quizás por el fallecimiento de los que cada año nos la recordaban y nos instaban a seguirla, fuimos abandonando esta piadosa costumbre. (También hubo otros motivos que es mejor no recordar ahora). Este año, aprovechando que una mayoría de los miembros del Coro andábamos de excursión por tierras sorianas en un viaje organizado por la Coral, un grupo de sus componentes más jóvenes ha pensado: “Estos viejos están anquilosados y se dejan llevar por la rutina; ya no se preocupan como antes de que el Coro siga vivo, de que su actividad no se limite a la Semana Santa; démosles una lección”. Y bien que nos la han dado: se han movilizado, se han convocado unos a otros, han involucrado también a otros veteranos que sí estaban en Castro, se han puesto de acuerdo con el cura y han hecho posible que de nuevo los ecos del Miserere, interpretados por músicos y voces de nuestro Coro de Capilla, hayan surgido impresionantemente en la Misa Solemne de Difuntos y en los distintos patios del cementerio el día 2 de Noviembre. No nos queda por menos que felicitar a los promotores de la iniciativa (Paquito Prados y Pedro Granados) y a los demás que la acogieron favorablemente y participaron (Juan Manuel Algaba, Juan de la Rosa, Miguel Morales, Tomás Doncel, Luis Madero, Lorenzo Pérez y Antonio Criado). A todos, enhorabuena por haber recuperado esta costumbre y por el feliz desarrollo de su intervención (hasta nuestros oídos han llegado laudatorios comentarios de personas que estuvieron presentes y vivieron con emoción y añoranza aquellos momentos).
Nuestro compañero Juan Jurado nos manda esta foto, en la que están Juan Clavero IñiguezJuanito Sietemujeres cantándole una saeta a Pepe Villegas el Niño las Pesetas, Antonio Fernández y Paco Villatoro. La foto, según ha comentado Antonio Fernández a Juan, está hecha en el Llano de San Rafael, después de la presentación del libro de nuestro cronista oficial Juan Aranda Doncel, Historia de la Semana Santa de Castro del Río (1564-1900), es decir, que debe datar del año 1.987.
Agustina Cívico nos manda esta foto antiquísima de su tatarabuela. Su nombre era María Agustina Cañasveras García, y nos comenta que por ella, su abuela y ella misma, se llaman así. Por lo que le ha transmitido su abuela era conocida como María Agustina la Vía Sacra, porque parece ser que cantaba los pregones de la Vía Sacra, como se sigue realizando hoy en día.
Agustina también nos comenta que no sabe que papel jugaría en la Semana Santa de esa época (su relación con el Coro de Capilla, etc.), pero lo que si nos dice es que era una mujer adelantada a su tiempo, pues siendo de una familia humilde, vinculada al medio rural, donde lo importante era el trabajo diario para sobrevivir, sabía leer y escribir, por lo que supone que tendría una hojas o un libreto con letras escritas sobre la Semana Santa, pero claro, cualquiera sabe donde andan.
Agustina también nos dice que seguirá indagando, y pregunta que si alguien de este Coro conocía de su existencia y si puede aportar más datos. Dicho queda.
Yo como mero comunicador cuelgo la foto, y espero que entre todos obtengamos más datos sobre María Agustina la Vía Sacra, pues todo lo que tenga que ver con saber más sobre las tradiciones músicovocales de Castro, y de su Semana Santa en particular, son una de las principales razones de ser de este blog.
Miserere… Prototipo de los cantos de penitencia. La más clásica manifestación musical de la liturgia católica. Mensaje de arrepentimiento, de súplica, de misericordia… “diciendo en voz baja y sepulcral, pero con una desgarrada expresión de dolor, el primer versículo del Salmo de David: Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordian team”…, como con emoción narraba Bécquer en una de sus Leyendas, plena de fuerza plástica.
Nuestro Miserere, síntesis de esa expresión, surge vehemente en la mayoría de los actos de la Semana Santa Castreña; pero su canto se hace más profundo y emotivo en la noche del Miércoles Santo, cuando rendimos homenaje a nuestros difuntos allá arriba, en la silente morada del camposanto, donde descansan y nos esperan. Reminiscencia de una antigua costumbre de acompañar en toda su estación de penitencia al Cristo de la Buena Muerte en su entonces llamada Procesión del Silencio, en la que, prohibidos pregones y saetas, sólo se rompía su sobrecogedor mutismo con el rezo del Padrenuestro por los cofrades, el lúgubre doblar de las campanas y los estremecedores ecos del Miserere.
Diversas circunstancias interrumpieron la costumbre. Y a iniciativa de Cristóbal Rojano se recupera parcialmente en aquellos años de renovación de nuestro coro. La instantánea que aquí se reproduce recoge precisamente una de nuestras primeras subidas al cementerio en esta nueva etapa. El día 29 de marzo de 1994 (Martes Santo) fallece el Rvdo. D. Rafael Bravo Carpio, sacerdote castreño que ejerció su ministerio casi siempre en su pueblo a lo largo de cuarenta años y con el que la mayoría de los entonces componentes del Coro de Capilla habían tenido buenas relaciones de amistad y feligresía. Su entierro fue en la tarde del día siguiente (Miércoles Santo) y a la noche, recién inhumado su cuerpo, elevamos nuestra oración ante su tumba, cantando el Miserere por el eterno descanso de su alma.
Hace ya mucho tiempo –aunque hablar de tiempo siempre es relativo, y más hablando de tradiciones, como es el tema que nos ocupa- yo comencé a dar clases de trompeta en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Pasaron un par de años, y casi estuve a punto de salir en el año 91 en la Aurora; iba a los ensayos, pero no estaba muy seguro todavía, así que salí solo como joven cantor ese diciembre. Un mes y pico después surgió lo que sería el renacimiento de la sangre nueva de los músicos en este Coro de Capilla. A instancias de Juan Pérez (que creo que era ese año Hermano Mayor del Nazareno), se compraron un par de clarinetes y una trompeta (no sé de donde salió el dinero, la verdad sea dicha), para que el mermado grupo de músicos por aquel entonces tuviera más fuerza. Ahora había que buscar a quien quisiera tocarlos. De entre la Tuna de Castro, Juan reclutó a Miguel Millán, el Horny y a Juan Manuel Algaba el Guindi para los clarinetes, y a Castillo como trompeta. Se trajo un profesor de clarinete de Bujalance (cuando me recordéis el dato de su nombre lo incorporo) y empezamos a ensayar nuestras emblemáticas piezas, el Miserere y el Stabat Mater en el piso de la Tuna, sito hoy en la plaza Castilla del Pino, que era comúnmente llamado los pisos de los maestros, los domingos por la tarde. A mi se me encargó, ya que sabía algo, enseñar a tocar la trompeta a Castillo, cosa que resultó imposible, pues yo no sabía, ni sabría hoy, enseñar a nadie a tocar dicho instrumento. Solo conseguí que hiciera la escala. Y ya fue bastante. Por otro lado los clarinetes si que avanzaron, y consiguieron en un tiempo record aprender a tocar el clarinete e interpretar las piezas aludidas. Tuvimos pues la suerte de juntarnos Juanma, Miguel y yo en ese piso cutre, con la sana intención de tocar en las procesiones de ese año 92, lazo que nos unió en una amistad que aún dura. También se unieron ese año Pedro Millán, que ya sabía tocar el clarinete, el acordeón de Andrés Garrido (q.e.p.d.) y los violines que venían de Córdoba, los hermanos Cáceres Clavero (he mirado el dato en los archivos de mi padre porque no me acuerdo de sus nombres). Fuimos el eslabón entre la antigua generación de músicos, José HerenciaPepe Guardilla, Cristobal Reyes y el refuerzo de Pepe Muriel en Semana Santa, con la renovación que se produciría en los años siguientes, con Pedro Granados, José Antonio Elías, Juan de la Rosa, Paco Prados, José Antonio Peñarroja hasta la más reciente incorporación de nuestras compañeras Rosa Millán, Eva Millán, Paqui Lozano y Loles Elías.
He encontrado estas fotos en el baúl de los recuerdos. Tengo los negativos, pero del primer año solo he conseguido una muy oscura (las cosas de revelar en casa) que se nos ve a Miguel y a mí sorteando velas –cosa muy tradicional en nuestro Coro-. Del año siguiente tengo algunas más claras, las que os pongo a continuación, que son del Jueves Santo de 1993 (8 de Marzo).
Nuestro debut creo que fue en el Vía Crucis de ese año, aunque la memoria me falla ahora mismo. Hablo lógicamente de lo que sé, de los músicos que tocamos en la calle. De los Quinarios y Misas de Regla (a las que acudíamos al principio) no puedo aportar nada, al ser nuestra participación esporádica. Pero aún recordamos esos ensayos en los que Pepe Portillo, Cristóbal Rojano, Juan Doncelel Sacristán y José Torronteras Pepe el Acorazao enseñaban a las voces nuevas las canciones de los Quinarios, y las peleas que tenían entre ellos. Como decía mi padre en la anterior entrada, eran unos niños grandes, dicho esto con el recuerdo entrañable que tenemos de los que hicieron posible, no cerrándose en banda y ayudando a conservar el Coro. ¡Qué lastima no tener fotos de esos momentos! Recogimos una tradición que se estaba desmoronando, que iba a ir directamente al libro de historia de la música en nuestro pueblo, con apenas voces y músicos, y la revitalizamos entre todos, gozando de buena salud en la actualidad.
Esperemos que siga así.
Jueves Santo 92, el primer año.
Los pitos.
Músicos en aquel momento: Pepe Muriel, Cristobal Reyes,
Pepe Guardilla, Andrés Garrido, Juanma, Miguel y yo.
En las voces vemos a Lorenzo Pérez, Paco Morales, Juan Pérez,
Tomás Doncel, Luis Madero y Pepe Portillo.
Hola amigos, aquí os envío el Nazareno de Santa Cruz, que fue de Castro durante los años 40.Si nos fijamos en la posición de los dedos de las manos, parece apreciarse que no se trata de la misma imagen.
Dejo algunas curiosidades de las Actas de la Hermandad por si arrojan algo de luz sobre el tema:
14-03-1937
Por haber sido destruidas las imágenes que poseía esta Cofradía se adquieran la de Ntro. Padre Jesús de Nazareno, al escultor D. Antonio Albornoz Cejalvo en la cantidad de cinco mil pesetas, y la de Ntra. Señora de los Dolores al escultor D. Juan Martínez Cerrillo en la cantidad de mil ciento cincuenta pesetas.
27-07-1950
Se da cuenta por la Junta de Gobierno, del contrato hecho en firme con D. Antonio Castillo Lastrucci (imaginero) de Sevilla de la adquisición por esta Hermandad de las Imágenes de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Ntra. Sra. Del Mayor Dolor y Cirineo.
19-10-1952
Por el Secretario se dio lectura a una solicitud suscrita por el Presbítero D. Juan Bravo Carpio, que copiada literalmente dice: “Sr. Albacea-Presidente de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Castro del Río.- Juan Bravo Carpio, Presbítero, Cura Encargado de la Parroquia de Ntra. Sra. De la Encarnación de Santa Cruz, tiene el honor de exponer a la consideración de Ud. Y Hermandad de Ntro. Padre Jesús de la villa de Castro del Río que tan dignamente preside, el asunto siguiente: tiene noticias de que esa Hermandad posee unas imágenes de Ntro. Padre Jesús Nazareno, otra de la Dolorosa y una tercera de San Juan Apóstol, a las cuales no les tributa culto por haber sido sustituidas por otras tallas más artísticas y de mayor valía; y que referidas imágenes se hallan guardadas en el Hospital de Jesús Nazareno sin destino alguno, por lo cual Suplico a esa fervorosa Hermandad, se digne donarlas a la Iglesia Parroquial de Santa Cruz, teniendo en cuenta por una parte que esa Hermandad no les son ni les serán utilizadas y por otra parte la pobreza absoluta de la Parroquia de Santa Cruz que me ha sido encomendada. Así repetidas imágenes podrán recibir el culto y veneración de estos feligreses. Espero ser complacido de esa piadosa Hermandad, cuyos miembros tan entusiastas se han mostrado siempre de la devoción a Ntro. Padre Jesús Nazareno y dando pruebas de su generosidad para llevar esta devoción a todos los corazones cristianos. Dios guarde a Ud. muchos años, Santa Cruz a siete de octubre de mil novecientos cincuenta y dos.” La Hermandad, tras detenida deliberación, ve con gusto y está propicia para complacer la petición que se le hace, por considerar acertadísimas las razones que expone en su escrito el Sr. Bravo Carpio; pero, dándose las circunstancias que concurren en dos de las imágenes requeridas, las cuales han sido donadas a esta Hermandad, la de Ntro. Padre Jesús Nazareno mediante suscripción popular en el año 1937 y la de San Juan que fue costeada por un grupo de fervorosos hermanos de ésta imagen en el año 1940, esta Hermandad, ante la responsabilidad que se le pudiera imputar al ceder las imágenes de referencia, por las circunstancias apuntadas anteriormente, elevará una consulta a su Iltma. el Sr. Obispo por conducto del solicitante Sr. Bravo Carpio.
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Sin embargo, esta es la imagen, (y así se puede comprobar en la patente de Hermano de Luz), que existía antes de la Guerra Civil. A juzgar por la posición del pelo y las manos, parece que se asemeja bastante más a la de la fotografía en cuestión. Juzguen ustedes mismos.
Patente de Hermano de Luz (1937) y estampa del Nazareno.
Otra foto del Nazareno.
Nota del Administrador:
Queridos amigos, conocidos y anónimos, para esto sirve un blog. Para comentar, fomentar la comunicación, la polémica sana y amistosa, y la participación. Un blog que solo se visita y se ve es una cosa muy triste. Esta datación sui géneris de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con opiniones diversas, ha surgido de manera espontánea en este blog, que es del Coro de Capilla y generalmente nos dedicamos a otros contenidos, pero sea bienvenido el interés suscitado, porque como digo, un blog que no tiene actividad no cumple su función totalmente. Pues entonces, dicho sea de paso, tenemos todavía más solera, como indicaba Paco Morales, al envejecer la susodicha foto unos años.
Hace ya bastantes años, desde la reestructuración del Coro de Capilla efectuada a principios de los años 1990, me preocupé en conseguir viejas fotografías que atestiguaran la presencia del mismo en la Semana Santa Castreña. Ello tuvo sus frutos, consiguiéndose rescatar fotos de los años 1950 a 1970, las más interesantes las aportadas por Dolores Alarcón (q.e.p.d.), esposa, hija y nieta de músicos, a nuestro Vicepresidente, José Elías Villatoro, cuyas copias murales se expusieron por vez primera en el cuartelillo de la Agrupación Musical “Maestros Villatoro y Algaba” (entre ellas había una, que no era precisamente de un coro, sino en la que entre otros figuraban sus antepasados vestidos de romanos con sus instrumentos musicales). Muy divulgada después en diversas publicaciones, es sin duda el vestigio más antiguo de esta manifestación de romanos-músicos.
Posteriormente, creo que fue en el 2006, Juan de Dios Recio me facilitó esta fotografía, sin precisarme fecha ni procedencia, en la que al amanecer de un Viernes Santo una capilla musical integrada por dos violines, un bombardino, un clarinete, una flauta y varios cantores, interpretaba el Miserere a la imagen de N. P. Jesús Nazareno al final de la Cuesta Martos. Está foto me sirvió para ilustrar el capitulo “Pasado y presente del Coro de Capilla de Semana Santa de Castro del Río” de mi libro “Raíces”. En el borrador original para el pie de foto puse como fecha 1940… con puntos suspensivos y una interrogación (…?) no apareciendo por error el último signo en la impresión.
Aunque dejé como suspensiva y pendiente de su confirmación la fecha de 1940…, no se crea que obré a la ligera al datarla. Indagué sobre la imagen que teníamos a la vista y sobre otros detalles adyacentes; con las opiniones recibidas no me aclaré del todo. Por supuesto, como amante de nuestra Semana Santa (yo sí me siento aludido en la manifestación de Anónimo, no como el administrador del blog) sabía de la destrucción en 1936 de la primigenia imagen (¿fue la donada en 1588 por el Licenciado Luis Calderón, padre de Gaspar de Alvarado Calderón?). También conocía la existencia de la escultura que la sustituyó en la Semana Santa de 1937, obra del imaginero egabrense Antonio Albornoz Cejalvo –o Zejalvo-, aún antes de que Juan Aranda la reseñara en su libro “Jesús Nazareno y la Semana Santa de Castro del Río – Cinco siglos de historia” publicado en el 2003, porque había tenido a la vista un documento que lo atestiguaba y que ahora tengo en mi poder por gentileza de José Torronteras “El Acorazao” (por su interés histórico y como muestra de exacerbada exaltación religiosa ante la injustificada y atroz iconoclasia, lo incluyo al final). Como es sabido, esta imagen fue reemplazada en 1951 con la actual de Castillo Lastrucci.
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En la foto contemplamos a un Nazareno que por sus características (potencias, cruz, pelo, bordados en las mangas de la túnica, etc.) podría ser el primitivo. Mis dudas surgen cuando observo que va acompañado de Cirineo. En las reproducciones que se conservan de la primera imagen en fotos, convocatorias y patentes anteriores a 1936, aparece una imagen solitaria, sin ayuda de Cirineo. También solo en la fotografía del Nazareno en su camarín que figuraba en el Catálogo Artístico y Monumental de la Provincia de Córdoba. En la descripción que hace Antonio Salido Bravo en su libro “Semana Santa de Castro del Río” se hace referencia al Sagrado Titular, de talla ligeramente pequeña; a sus caídas, al mecanismo que tenía para dar la bendición al pueblo; pero ninguna alusión al Cirineo.
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Intenté conseguir alguna foto o estampa del Nazareno de transición y no lo logré. También mis dudas se acrecentaron con dos datos:
1. En la revista de Semana Santa impresa por mi padre en “La Gutenberg” el año 1947, se incluye un dibujo realizado en esa misma fecha por el artista cordobés Eduardo Flores. Aunque es dibujo a plumilla, me parece idéntico al de las reproducciones anteriores al 36.
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2. En la hornacina de la fachada principal de la Iglesia de Jesús, se coloca en el momento de las obras de restauración de los desperfectos ocasionados por la contienda civil, el actual azulejo con una imagen de Jesús Nazareno también idéntica a las anteriores reproducciones.
Y aquí las preguntas que me hice:
¿Tenía el primigenio Nazareno un Cirineo en su paso?
¿Se veneraba solo en la Iglesia y se le acoplaba el Cirineo en procesión?
El Nazareno de Albornoz Cejalvo ¿era copia del anterior o tenía nuevos rasgos? ¿Era talla unitaria o se acompañaba de Cirineo?
¿Qué se reprodujo en el dibujo de Flores y en el azulejo de la hornacina, ambos posteriores a la destrucción de 1936, la antigua o la nueva imagen?
Ante la duda, puse fecha de 1940… porque el fin pretendido no era concretarla con rigor histórico, sino con sentido anecdótico. Dejé para más adelante poder corroborar o refutar este dato con el testimonio de otras personas distintas a las que en primera instancia pregunté, que conservasen recuerdos sobre el particular. También dejé pendiente una visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Santa Cruz, donde fue a parar el Nazareno de Albornoz Cejalvo por donación de la Hermandad de Castro del Río, siendo su rector nuestro paisano sacerdote D. Juan Bravo Carpio. Mi propósito era contemplarlo personalmente, preguntar si en la actualidad se conserva tal como era en aquel momento, comprobar si está solo o acompañado. En suma, salir de dudas. Pero como tantas otras cosas que nos proponemos, ahí está pendiente de cumplirse.
Pero, resumiendo y redundando, el objetivo de reproducir la foto era constatar la presencia a lo largo del tiempo de nuestro Coro de Capilla. Y si como es probable la antigüedad de ésta puede ser anterior a la consignada en su pie, más a nuestro favor. GANAMOS SOLERA.
Animo a Anónimo y otros visitadores de nuestro blog a que lo sigan siguiendo y continúen dándole contenido con sus escritos y opiniones.
Perdonad el rollo, pero lo que pensaba que iban a ser unas cortas líneas se ha alargado y se me ha ido de las manos.
Una tradición de parte de este Coro es la de almorzar el Viernes Santo al mediodía en el Mesón Guadajoz (aunque ocasionalmente hemos cambiado de ubicación). Empezó siendo una iniciativa de los músicos más jóvenes que entramos hace ya algunos añitos. Y después, con el tiempo, se sumaron Luis Madero y Tomás Doncel y sus respectivas familias. Es un comida de convivencia donde se intercambian impresiones, polémicas, etc. y lo pasamos estupendamente. Como este año, por cuestión de horarios y de cansancio no ha sido posible, pues pongo las del año pasado, que estaban sin subir.
Una mesa bien grande.
Músicos. Una flauta, un trombón, un trompeta cantante y un clarinete.
Ese jamón tiene una pinta...
Niño, como buitres...
Tomás y su niña.
Disfrute de los sentidos, aunque Luis saque la lengua.
Mirada serena del recientemente elegido vocal enlace músicos-cantores Juanma Algaba.
Paco estará muy contento, pero todavía le faltaban unos cuantos Centuriones por tocar.
Nuestro compañero Juanele Pinillos nos manda una foto de grupo realizada en Martes Santo. De telon de fondo tenemos el antiguo bar de Vera, donde tan buenos momentos hemos pasado, en la tradicional caída sufragada por Tomás Doncel Alamillo. Ahora nos hemos mudado al Bar Benito.
Desde hace unos años, a la salida de la procesión del Viernes Santo por la noche acudimos los miembros de este Coro a interpretar nuestras piezas más señeras, el Miserere y el Stabat Mater. Nunca habíamos recogído ese momento en el blog. Ahora es buen momento.